Estados de ánimo en tiempos de Covid-19

Estados de ánimo en tiempos de Covid-19

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Hay cosas que han escuchado mis oídos que me llenan de tristeza. Sabiendo mi profesión, que hace años que me dedico a la formación de personas

adultas y a la psicología (psicoterapia individual y grupos de ayuda mutua), la gente realiza afirmaciones que no me dejan impasible y, en ocasiones, me llenan de una profunda congoja y tristeza.

Y como estas afirmaciones, muchas más a medida que han pasado los años. Y a pesar de la evidencia y de los estudios realizados sobre depresión, dolor, enfermedad crónica, y que han evidenciado la relación que mantienen entre ellos, las personas seguimos despreciando al enfermo, y, sobre todo, a la persona que tiene una enfermedad mental.

La depresión (mayor o distimia) es un trastorno del estado del ánimo de la persona. Debe ser diagnosticada por profesionales de la salud, y tratada con el tratamiento adecuado, ya sea farmacológico como de soporte psicológico.

La depresión no distingue entre jóvenes y no jóvenes, niños o adultos, adultos jóvenes y adultos no tan jóvenes. La depresión viene y, cuando se establece en una persona, permanece si no se trata convenientemente, con todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance.

La situación de salud actual ha hecho un flaco favor al tratamiento para la depresión. Las condiciones de salud actuales han provocado recaídas y nuevos diagnósticos en depresión, así como la aparición de nuevos síntomas, en todas las franjas de edad, en todos los estratos sociales y en todas las profesiones: pérdida de empleo, defunciones, enfermedad, separación de personas enfermas, aislamiento, obligaciones, miedos, salidas de tono, desprecio hacia la situación, la propia enfermedad…

Todas estas situaciones (que realmente son un resumen de la realidad) incrementa la aparición de síntomas de depresión y, también, de ansiedad. El dolor, otras enfermedades, situaciones irreversibles, pérdidas (personales, laborales, familiares…) nos generan situaciones en las que no podemos distinguir salidas ni opciones de comprensión. Es imposible saber, ante la situación actual, qué tolerancia tenemos las personas para comprender, valorar y aceptar la situación actual de salud y sus efectos colaterales en cuando a la propia persona, al trabajo, a la propia salud, a la familia, a nuestra red social…

Ante todo ello:

Tengamos en cuenta que los procesos de duelo, la comprensión de las situaciones y enfermedades, cada uno lo realiza como puede. No todos tenemos las mismas capacidades, resistencia, resiliencia y actitud para afrontar situaciones difíciles. No midamos a todo el mundo por “el mismo rasero”.

¿seguimos?

Sandra Sánchez

Psicóloga