El escritor de Viladecans, Ismael Pérez de Pedro, obtiene un nuevo galardón literario, esta vez logra el “botijo de barro”
en la edición número 56 de las tradicionales justas poéticas de Dueñas, en Palencia. Se trata de uno de los certámenes más longevos del país, en el que los cuatro finalistas, elegidos de entre participantes de todo el estado, deben defender su trabajo ante el jurado y el público, quienes luego votan para decidir a los ganadores. Nuestro poeta local quiso agradecer el excelente trato recibido, dedicarle el premio al jurado popular, que le dio los diez puntos, y al resto de ganadores y ganadoras, grandes poetas y personas, así como a la organización, concejalía de cultura y festejos, jurados y a toda la ciudad de Dueñas por el enorme cariño e implicación en un certamen que se ha convertido en reclamo turístico para la ciudad. Esperemos que siga cosechando éxitos y llevando por toda la geografía el nombre de Viladecans. Adjuntamos la primera parte del poemario premiado, que lleva por título:
La suave inercia de las mandarinas.
Se oreaba la tarde como ahora tu recuerdo;
yo fumaba un cigarro
(hurtado y a escondidas)
bajo el amparo cómplice de aquellos soportales
en los que hacía goteras el deseo.
Asomada a la cancela de la duda, tú
le ponías dos condiciones a un beso.
Repitiéndolo incumplimos la primera; dos
aprendices mediocres de una vida
en la que aún no hacíamos pie,
ajenos a rencores venideros
y al óxido magenta del invierno.
Sabían tus labios como aquellas frambuesas
que tanto te gustaba preparar,
dulces y aliñadas con una gota
de algún licor secreto.
Se oreaba la tarde como conviene a veces
poner a secar los fracasos tópicos,
las tímidas derrotas cotidianas,
entender que aún sigues en la vida
sin hacer pie y que continuará
de la misma manera mientras no toques fondo.
Ya no fumo, aunque sujeto, como aquel cigarro,
la nostalgia entre mis dedos y caigo
en la cuenta de que, al acordarme
de aquel beso, estoy
incumpliendo la segunda de las condiciones.