EL AMOR, LAS MUJERES Y LA VIDA, Mario Benedetti

EL AMOR, LAS MUJERES Y LA VIDA, Mario Benedetti

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Mario Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920, en Tacuarembó, Uruguay. Cuatro años más tarde, su familia se traslada a

vivir a Montevideo, una ciudad esencial en la biografía del poeta y en su obra literaria. Durante la infancia estudia en el colegio alemán, en el cual aprende idiomas. Benedetti fue autodidacta, no siguió estudios universitarios, pero su formación lectora fue amplia y panorámica. Su vida laboral también fue extensa, realizó todo tipo de trabajos. A los catorce años hizo de taquígrafo, aprendizaje que años más tarde le posibilitaría trabajar en la Unesco. Fue vendedor, funcionario público, empleado contable, como los personajes de Poemas de la oficina y Martín Santomé, el protagonista de La tregua. Se inició como periodista en la revista Marcha, en la que colaboraró muchos años. Trabajó como locutor de radio, crítico teatral y de cine. Impulsó la adaptación de sus poemas a canciones, musicadas y cantadas por autores como Alberto Favero, Daniel Viglieti, Nacha Guevara, Soledad Bravo, Juan Manuel Serrat, Silvio Rodriguez y Pablo Milanés entre otros. Se hicieron películas y obras de teatro de algunas de sus novelas, como La tregua y Primavera con una esquina rota. Y sus poemas, e incluso él mismo, fueron protagonistas de las películas del director Eliseo Subiela El lado oscuro del corazón.

 

La obra literaria de Mario Benedetti es muy prolija, más de noventa libros, traducidos a veinticinco lenguas. Abasta diversos géneros literarios: poesía, cuento, novela, piezas teatrales, ensayo, artículos periodísticos, y canciones. Su obra muestra una actitud comprometida con la historia social que le ha tocado vivir. El poeta se enfrenta a la realidad social y ejerce de testimonio de su época. Existe una profunda relación entre el pensamiento crítico del autor y las formulaciones literarias que elige. Es en este sentido que el poeta J.M. Caballero Bonald relaciona la obra de Benedetti con la de ciertos exponentes del grupo poético del 50 español, y más concretamente con la figura de Ángel González. Benedetti mantiene una actitud de lucha frente a las dictaduras y a favor de la libertad de los pueblos; pero lo hace desde un proyecto artístico, desde una formulación estética. Así lo expresa en 1997 en una entrevista del periódico mejicano

La Jornada: “la prioridad es siempre para la literatura, una obra no vale por su mensaje, sino por su calidad”.

El poeta manifiesta su predilección por la poesía y lo dice en una entrevista del País en julio de 2003. “En la poesía soy más yo mismo. Mientras que en los otros géneros hay más ficción, en la poesía está mi propia vida”. Refleja su poética en el libro Poetas de cercanías: “Porque el problema es ese: que la poesía muerde: Por ser libre, preguntona, transgresora, subjetiva, fantasiosa, herméticas a veces y comunicativa en otras. Por eso muerde. Y por eso buena parte del público (me refiero al que lee, claro) prefiere la prosa que a menudo contiene respuestas, obedece a planes y estructuras, suele ser objetiva, sabe organizar sus fantasmas y en general no muerde, especialmente cuando le ponen (o se pone) bozal. Aun en tiempos de censura, y habida cuenta de que los censores no suelen ser especialistas en metáforas, la poesía suele pasar las aduanas con mucho más donaire que la prosa”.

Recibió numerosos premios entre ellos el Reina Sofía de poesía latinoamericana (1999) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005). Fue doctor honoris causa en distintas universidades. La primera, la Universidad de Alicante con la que siempre guardó una relación entrañable y a la que donó su biblioteca madrileña con más de seis mil volúmenes. Fue un autor muy leído en la Biblioteca Virtual Cervantes.

A Dos Voces

Para Mario Benedetti, el mejor de los premios era que los lectores se supieran sus poemas de memoria. Muchos le confiesan que se han enamorado con sus versos, otros le agradecen que los haya salvado de la depresión o el suicidio. Sin duda, valora más esos testimonios que los premios que recibe de diversas esferas. En un ensayo publicado con el título: Notas sobre algunas formas subsidiarias de la penetración cultural Benedetti celebra: “a veces el azar se vuelve cómplice y hace que el autor se cruce con ese lector verdadero, y esos pocos y azarosos encuentros, que por lo general transcurren sin testigos, suelen representar para el escritor las más gratificantes repercusiones de su obra”.

Esos mismos lectores y muchos más le escucharon con fervor en sus recitales y conciertos multitudinarios. Numerosos poemas fueron escritos para ser cantados o adaptados a canciones por el poeta. Los temas que cantaron Daniel Viglietti, Aberto Favero, Soledad Bravo, Nacha Guevara, Silvio Rodriguez, Pablo Milanés o Serrat son los que predominan en su obra, una vez ajustados a la rima tradicional y a la sencillez expresiva que requiere la adaptación musical. Probablemente, Benedetti valoró el sacrificio formal que representa el trasvase del poema original, siempre más exigente, a la canción, por la gran difusión que la canción popular aportaba a la lucha por la libertad del pueblo latinoamericano.

En 1978, en Méjico en el recital A dos voces la imagen de Daniel Viglietti con su guitarra cantando y la de Mario Benedetti en una silla leyendo sus poemas muestra una bella confluencia de sensibilidades. Esa imagen saltó de ese lugar a numerosos países, teatros y estadios durante más de dos décadas. Nacha Guevara cantó con gran magnetismo: “juntos somos mucho más que dos”, Soledad Bravo Pablo Milanés, Luis Pastor, Pedro Guerra, entre otros, también cantaron sus poemas. Como dijo Daniel Viglietti: “la guitarra americana peleando aprendió a cantar”.

 

El Sur también existe

 

Joan Manuel Serrat había puesto música y cantado con gran éxito los versos de Antonio Machado y Miguel Hernández, y después de leer Inventario quería trabajar con un poeta vivo. Le planteó a Benedetti la reconstrucción de sus poemas para transformarlos en canción. El poeta aceptó con entusiasmo. Después de varios meses de colaboración se publicó el álbum: El sur también existe. Según Serrat “los uruguayos se toman la vida muy en serio” y el poeta es un buen ejemplo. Recuerda con mucho cariño ese trabajo por la admiración mutua que se profesaban, pero sobre todo por la bonhomía de Benedetti y dice: “Fue como trabajar con uno mismo”. El disco tuvo una gran repercusión en un programa especial de Televisión Española y en las giras de Serrat, que incluyeron también Uruguay. Vazquez Montalbán diría en un artículo en el País de Madrid que “la metáfora del sur” sería una larga marcha hacia una nueva conciencia crítica. El escritor propone metáforas y la gente las hace suyas. Las canciones de: El sur también existe se convierten en un canto luminoso, una celebración de los derechos humanos, una reivindicación de la alegría.

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El amor, el prójimo.

 

El libro que nos ocupa El amor, las mujeres y la vida se publicó en 1995. Es una antología de los mejores poemas de amor compuesto por noventa y ocho poemas. En el prólogo, Mario Benedetti alude al texto: El amor, las mujeres y la muerte del filósofo alemán Arthur Shopenhauer (1788-1860). Expresa el modo en que le marcó la lectura del libro en su adolescencia. La contradicción que le supuso la propuesta sutil que sugerían las tres palabras de aquel título. Dice el poeta que aunque el filósofo de Danzing trataba cada término por separado, al mezclarlos en el mismo saco, los convertía en ingredientes pesimistas, con una dosis clara de misoginia. Benedetti matiza que en la controvertida obra de Shopenhauer aparece también otra afirmación: “El amor es la compensación de la muerte; su correlativo esencial”. El poeta volvió a leer el libro sesenta años más tarde renovando su concepción: “considera el amor, uno de los elementos emblemáticos de la vida ya sea breve o extendido, espontaneo o minuciosamente construido, es de cualquier manera un apogeo en las relaciones humanas”. Por esa razón, Bendedetti rescata como título de esta antología temática los poemas de amor escritos durante más de cincuenta años en sus libros de Inventario, los dos términos de Shopenhauer, pero vincula el amor a la vida, y lo define como el único elemento que nos sirve para enfrentar a la muerte.

 

El amor recorre la poesía de Mario Benedetti. En relación a esta afirmación, en el prólogo de la Antología de Mario Benedetti de Alianza editorial, Caballero Bonald escribe: “Sospecho que se trata de uno de los soportes más enterizos y sugerentes de que hace gala el poeta a todo lo largo de su obra. El amor incluye una experiencia relativa y una metáfora absoluta; desborda la intimidad y se instala alegóricamente en lo comunitario. Benedetti diversifica la gama conceptual del amor entre el erotismo y la solidaridad: la traslada sin mayores artificios del cerco privado a la esfera colectiva.

“si te quiero es porque sos

mi amor mi cómplice y todo

y en la calle codo a codo

somos mucho mas que dos”

Te quiero

En este poema el poeta rescata algunas de las formas tradicionales de la poesía castellana, cuartetas con versos rimados para facilitar su trasvase a la canción, pero si la forma remite a la tradición, el concepto que el poeta tiene del amor subvierte la visión clásica. La mujer no es alguien pasivo que espera en el hogar, sino la persona que ama de una manera cómplice, que lucha en la calle, que escribe poesía, que forma parte del prójimo solidario.

 

Un prójimo al que Benedetti siempre vincula con el amor. Sus zutanos y menganos son gente del pueblo, de la calle, hablan como ellos y comparten una mirada compasiva e irónica hacia la vida. También sus lectores, a los que siempre tiene en cuenta. El poeta tiene con las menganas una relación erótica de igual a igual. Las mujeres desnudas y en lo oscuro de Benedetti son para el corazón un despilfarro y desbaratan por una vez a la muerte. El amor en Benedetti también evidencia las diferencias entre el Norte y el Sur y lo expresa irónicamente:

                                    Ustedes cuando aman

                                    exigen bienestar

                                    una cama de cedro

                                    y un colchón especial

                                    nosotros cuando amamos

                                    es fácil de arreglar

                                    con sábanas qué bueno

sin sábanas da igual                                       Ustedes y nosotros

 

Las mujeres para Benedetti son compañeras:

                                    Compañera

                                    usted sabe

                                    que puede contar

conmigo

no hasta dos

o hasta diez

sino contar

conmigo                                                           Hagamos un trato

Las diversas poetas y compañeras siempre pudieron contar con Mario Benedetti. A Luz, su mujer, le dedicó la mayoría de sus libros. Ella mantuvo una relación independiente de las actividades literarias y de la vida social del escritor. Le apoyó en lo personal y fue su primera lectora y crítica, pero quiso permanecer al margen de los actos y la popularidad. El amor es un tema principal en la obra de Benedetti y a través de él, con imágenes innovadoras, y una reproducción simbólica de lo real a través de la expresión lírica construyó una erótica distinta, inclusiva, respetuosa.           

La obra poética, el estilo

 

La obra poética de Mario Benedetti puede asociarse al llamado realismo crítico o social, pero no participa de una limitación de objetivos estéticos. El poeta mantiene una posición crítica, pero no emplea un bagaje retórico extraído de la misma realidad, sino que expresa un sentido propio mediante el dominio del lenguaje y de la sintaxis. De esta manera, aunque en sus versos abunde la temática cotidiana, la realidad queda supeditada a la técnica de la imaginación y a la propuesta artística.

 

Benedetti quiere acercarse al lector y lo hace con un lenguaje sencillo, aporta un prosaísmo coloquial, una mirada que redescubre la vida cotidiana, como hizo el poeta Antonio Machado, a quién tanto admiró Benedetti. Y expresa su compromiso político atendiendo a la libertad, a la experimentación formal. Los versos a menudo encabalgados con un lenguaje vital y vigoroso dotan al poema de gran fluidez. En este sentido forma parte de la genealogía de grandes revitalizadores hispanoamericanos de la lengua poética, empezando por Vallejo, dice Caballero Bonald. El poeta alterna las formas tradicionales, el empleo de la métrica y la rima, con el verso libre o la ausencia de puntuación que sustituye por el escalonamiento tipográfico y visual. Usa frases proverbiales, figuras retóricas de uso común, alocuciones aforísticas. Abundan las expresiones dialectales, giros rioplatenses, hábitos del habla popular cubana y acentos del español de la península. Rasgos que confieren a su poesía mediante el uso fértil del lenguaje y la vitalidad de las imágenes y metáforas, que aparecen por sorpresa en el

poema, de una gran soltura verbal. Una capacidad metafórica que combina el uso de neologismos y de asociaciones matizadas con sentido del humor. Un humor que en la

poesía de Benedetti es una constante. Como si quisiera con la ironía y con los versos en minúscula rebajar la profundidad de sus planteamientos; ya sean políticos, o los relativos a la gran literatura. El poeta evita casi siempre puntuar sus versos en un intento de potenciar la libertad expresiva. La ironía refuerza la oralidad del lenguaje popular y contribuye al mismo tiempo, durante la década de los cincuenta, a una poética del prosaísmo.

 

En el ámbito lingüístico Benedetti ha aportado expresiones que han sido acogidas con entusiasmo y que se han colado en la percepción de los lectores y han pasado a ser repetidas en el habla común. La frase: “el sur también existe” ha quedado fijada como fórmula textual. Otra es la significación peculiar de la palabra “prójimo” a la que siempre vincula con el amor. O el uso de la palabra “desexilio “con la que Benedetti hace una ajustada interpretación de una situación que afectaría a miles de personas, a medida que las dictaduras, principalmente del Cono Sur, fueron cayendo. Alude a la decisión del regreso: “Y es el que el desexilio es un proceso en el que ya no somos los mismos que salimos al exilio; somos más complejos, mejores. Es gracias a ese tira y afloja entre lo que se añora y lo que se obtiene, es gracias a esa compensación inacabable, que nuestra memoria y nuestra vida se enriquecen, y nuestra muerte (ese exilio sin retorno ni desexilio) no tiene más remedio que otorgarnos nuevas y fecundas moratorias”. Así queda demostrada la capacidad de influencia de algunos poetas y escritores con su publico potencial, no solo conceptual, sino también estilística.

 

El cine, el teatro

 

A Mario Benedetti le fascinó el cine y el teatro. Ejerció de crítico en el diario La mañana, y en la revista La Tribuna popular. Formó parte de numerosos jurados en festivales de cine. Escribió guiones, asesoró a quienes quisieron llevar sus obras a la pantalla. Sus mitos cinematográficos también aparecen en sus textos. La primera novela llevada al cine fue: “La tregua”. Con los años esta novela ha alcanzado más de doscientas ediciones, se ha traducido a decenas de idiomas y ha sido objeto de adaptaciones para cine, televisión, teatro, radio, en diferentes países y ámbitos lingüísticos. En su fervor por el cine incluso participó como actor en la película del director argentino Eduardo Subiela, El lado oscuro del corazón (1992), un film original y rompedor que tuvo mucho éxito. Al principio, únicamente habían de ser protagonistas sus poemas, pero Benedetti se dejó llevar por la propuesta lúdica del director y aceptó, como solía hacer Alfred Hitchcock, aparecer brevemente como un viejo capitán alemán que recita poemas. Años más tarde, el mismo director estrenaría El lado oscuro del corazón II (2001) y en la película brillarían de nuevo los poemas de Benedetti. Otras obras como Gracias por el fuego (1985), del director Sergio Renán son adaptadas al

cine y la televisión y Primavera con una esquina rota es llevada al teatro. En 2004 el director uruguayo Ricardo Casas estrena el documental Palabras verdaderas, un testimonio sobre la figura del poeta y su obra a través de sus palabras, y las de escritores que lo han conocido de cerca. Autores como Juan Gelman, Eduardo Galeano, José Saramago, Manuel Vázquez Montalbán hacen un retrato entrañable de Benedetti.

 

Biografía para no encontrarme es el último libro de Mario Benedetti. El poeta escribió sesenta y dos poemas. Se publica como inédito casi un año después de su muerte, el día 24 de Abrll de 2009. Murió en su casa de Montevideo con ochenta y ocho años. Es un libro sereno, de diálogo consigo mismo, con el poeta y sus versos:

                                    quiero quedarme en medio de los libros

                                    en ellos he aprendido a dar mis pasos

                                    a convivir con mañas y soplidos vitales

                                    a comprender lo que crearon otros

                                    a ser por fin

                                    ese poco que soy.

Marzo 2021

Lola Irún Ruiz, poeta.