ALICIA, DEL MAR A LA TIERRA

ALICIA, DEL MAR A LA TIERRA

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Las olas traviesas golpean las rocas, parecen hervir entre la espuma blanca y azul, en un ir y venir sin descanso. Me despiden con su ruido, con su fuerza.

La luz dibuja estrellas en el agua salada y riela hasta hacerme daño en los ojos. 

Nunca he estado aquí arriba, aunque lo sé todo sobre los hombres, las mujeres y esos pequeños seres que nacen de su unión. Lo sé todo sobre la superficie de madre, la Tierra, pero nunca he subido a visitarla. Mi padre, el Mar, jamás ha querido traerme a conocerla y, por respeto, siempre le he obedecido.

Hoy he dicho “basta”. Basta a las imposiciones, a la lealtad por obligación, al compromiso que sólo encaro yo y nadie secunda. Ya me cansé de soportar y atravesar dificultades en el mundo submarino del que procedo. Ya me cansé de seguir los caminos marcados por los demás dioses. Quiero pasear entre los humanos, los animales y las flores terrestres y esos árboles tan altos a los que sé que puedo subir en cuanto me atreva. Rodeada, cada nuevo día, de intensas tinieblas abisales, hoy he abandonado el inframundo acuático dispuesta a vivir con todas las consecuencias. Ya no quiero ser diosa, tan sólo una mujer que sonríe, llora, ama, se equivoca, juega, abraza, cae y vuelve a levantarse.

El milagro de ser mortal es posible. Yo soy la prueba.

Patricia Aliu

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Pie de foto: "Lamia" (1909), de J. W. Waterhouse