Pluma...

Que te bañas en tinta y trazas historias, sobre papeles anhelantes. 
Tu escritura es una fiebre permanente, 
Que enferma mi voluntad. 
Y bendita enfermedad... 
Mueves tu cuerpo sobre esta hoja, 
haciendo mágico al pensamiento, 
y libre al sentimiento. 
Desmoronate en el letargo, 
de estas letras cautivas. 
Que de surcos apasionados, 
exhalan arduos suspiros. 
Dando a luz a esta historia, 
A veces triste, a veces trágica. 
A veces bella y esperanzadora, 
Que nace en el vientre de tu compás. 
El infinito conversa, 
a través de tu pulso. 
Y yo escapó del aquí, 
y aterrizo más allá. 
No pregunten como, 
no pregunten donde. 
Sólo divinos mundos, 
deseosos de crear. 
Lidia Camino