Muy pronto estar de acuerdo va a convertirse en un acto revolucionario. Vivimos o habitamos en un frentismo desolador que, a pesar de sus horribles consecuencias en lugares por los que, a posteriori, nos sobrecogemos, no para de aumentar y de alimentar esa condición tan humana y tan nefasta que es pensar que sólo nosotros poseemos la razón absoluta de las cosas y que, por consiguiente, todos los otros no únicamente están equivocados, sino que, además, han de ser reconducidos en su error, reeducados en nuestras posiciones o, por el contrario, dejados de lado, ignorados o, en el peor de los casos, combatidos y aniquilados.
Cultura
El alba que devora la mañana
deja manchas de nube en las aceras,
un cielo desconchado y con goteras
y cáscaras de niebla en la ventana.
Un hilo tímido de luz hilvana
el hueco de tu ausencia a mis ojeras
y empiezan a enjugarse las primeras
hebras de escarcha y polvo en la persiana.
Esta noche muchos miraremos la luna. Lo haremos independientemente del idioma que hablemos, del dios en que creamos (si es que creemos en alguno), del lugar que habitemos, o deshabitemos, o que nos habita, de si somos más de estos o de los otros, o somos, simplemente, melibeos.
La luna es de quien la trabaja.
Miraremos esa luna que no puede ocultarse, como la verdad, por mucho tiempo. Una luna que sangrará por nuestra herida.
Quizás hagamos (o nos hagamos, o nos hagan) algunas de esas promesas que
y acuden Kalita y Lúa.
Bienllegado desorden,
ellas son nuestro doméstico
árbol de la vida.
Septiembre tiene días soleados
que hacen madurar la esperanza.
Tiene un azul más intenso,
donde otoño ya cursa mensajes
y concilia luces.
Dicen que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.
En los veranos de mi infancia, en días como este, subíamos en pandilla a lo alto de la montaña a contemplar las Perseidas. Nos tumbábamos sobre la hierba lejos de toda contaminación lumínica, bajo el embozo de seda de la noche, a ver caer esos pequeños milagros incandescentes.
Pedíamos deseos cada vez que una cruzaba la cúpula de nuestra mirada. Deseos de adolescente; el beso pretendido de alguien recostado a tu lado y que nunca viajó de la
Herald y Annelise se besan, ya es abril y sus besos revolotean entre los veladores del Zúrich, tomados por guiris de Paellador y sangría.
Enfrente, al comenzar La Rambla, alguien ha improvisado un altar. Hay cientos de ramos de flores traídas por manos amorosas junto a fotos de Alexéi Navalny.
Declina el día; el silencio, las flores y las velas encendidas impregnan este lugar de tristeza.
Patria, etnia, bandera, derechos, identidad. Palabras que matan.
Mariluz no tuvo hijos, gestionó, como pudo y mal, la muerte de su marido a los pocos años de casarse y cuando murió sola y de pena, sus sobrinos, una catedrática, un médico y un funcionario de la Diputación de Jaén a los que no veía desde hacía más de un año, heredaron el piso de la calle Maestra, algunos euros y una finquita en Torredonjimeno. En el tanatorio, decían que había que ver lo que la querían y echaban de menos.
A Lucía se la llevó un cáncer de los que, según las estadísticas, se salvan el 95 % de los enfermos. Siempre fue hermosa y exclusiva.
¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! / No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos, / a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro, / a tu violencia granate sordomuda en la penumbra, / a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.
Tenía la noche una hendidura / y quietas salamandras de marfil. / Las muchachas americanas / llevaban niños y monedas en el vientre, / y los muchachos se desmayaban en la cruz del desperezo.
Pero no busquéis aquí la belleza al uso de la que estamos acostumbrados actualmente. Estamos en los límites de la razón, en el lugar donde los sueños habitan y en donde lo inconsciente
No duermo. Es un hecho triste, aunque, como canta Serrat, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. No duermo, y ya he probado muchas cosas. He pasado por las dormidinas, las infusiones, las valerianas, los Valium, los Orfidales, las Sertralinas, sus múltiples combinaciones, en píldoras, en grageas, en pastillas…He contado ovejas, negativas, mentiras de políticos…Y nada. He pasado por la época de la acupuntura, del yoga, de los porros, y he seguido los consejos (tan bienintencionados como sorprendentes y estrafalarios) de todos aquellos que (pidiéndolos o no) me los han ofrecido.
La palabra japonesa hinode significa belleza, esperanza renacida, la renovación de la naturaleza, el sol que todos los días vence a las tinieblas y viene apasionado desde el confín. Ocho horas más tarde, llega limpio a Levante, que podía llamarse así por ser el primer sol en nuestra tierra, pero no, esa palabra ya se usaba desde finales de XV. Levante era el Este, Italia y todas las regiones del Imperio Otomano, incluida Grecia. Pese a todo, hay un viento, que sí toma el nombre por ese sol que nace: es el amado y temido viento de Levante.
Mi amigo Vicente Varelo - Costa vive
Una semana más en el paraíso patrio de las falacias. Pareció notarse, al principio, un atisbo de cambio en las informaciones periodísticas; medios de comunicación de contrastado carácter afín y masajeador con nuestro líder supremo, endurecieron el tono de sus críticas, o las propinaron por vez primera, pensando, tal vez, que ahora sí, que estos nuevos informes de la UCO (que es, según a quien investigue y deje en mal lugar, verdad absoluta o fango togado) eran tan demoledores que nuestro presidente, amo, héroe, no podría hacer otra cosa que dimitir y, por lo tanto, su ética periodística debía adaptarse a los posibles nuevos adjudicadores de subvenciones, aplicando
Como cada persona es un mundo, en mi particular imaginario me tocará hacer mi doméstica renovación anual por otoño. Siempre ha sido así desde que tengo uso de razón, tal vez condicionado por los calendarios escolares que siempre interrumpían los veranos en los que te habías liberado de una escuela sombría en todos los sentidos de la palabra. Ahora me alegra ver a Lúa y Kalita felices por ir al Josep Guinovart, y yo, en cambio, acudía temblando.
La vuelta a la escuela siempre era traumática y no valía el socorrido consuelo de reencontrarte con los amigos, porque con ellos habías pasado todas las vacaciones.
José Corredor Matheos nació en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) en 1929 y vive en Barcelona desde 1936. Se licenció en Derecho en dicha ciudad y empezó a destacar como crítico de arte, traductor, antólogo y poeta.
Fue también jefe de redacción de Espasa Calpe y director de Larousse Catalá.
En 1953 publicó su primer poemario “Ocasiones para amarte”, al que le han seguido más de veinte libros. Ha sido Premio Nacional de Poesía, Premi Ciutat de Barcelona y un largo etcétera que sería prolijo escribir aquí. Solo decir que también la
Cuando tomas el ferry de Balearia en la multicultural y bella ciudad de Tánger, fundada por el gigante Anteo, según Plutarco; si el mar lo permite, tendrás una agradable travesía de algo más de una hora, son pocos los kilómetros que unen y a veces, separan Europa y África, un estrecho marítimo en un mundo con personas iguales, pero diferentes en tantas cuestiones religiosas y culturales que durante siglos no nos hemos entendido y han ocasionado una relación de vecinos, a menudo, difícil. Marruecos, como muchos países africanos, ha sido maltratada por ese eurocentrismo que tanto daño ha hecho en
A mediados de mayo recibí el primer premio de relato corto de humor en el certamen literario de Torre Llobeta, en el distrito barcelonés de Nou Barris. Es la tercera vez que consigo el premio, en diferentes categorías. Torre Llobeta es un centro cívico bien construido en todos los sentidos, con trabajadores y trabajadoras preocupados y ocupados en dar un servicio de cultura y entretenimiento a sus vecinos y a todos los que por allí se acerquen, repleto de actividades, talleres, cursos, salidas, actos, presentaciones, obras teatrales…Un engranaje inclusivo en el que la ideología es el crecimiento personal, es la concordia y es el respeto, y en el que la guerra lingüística no existe
BASES :
Idioma: castellano.
Pueden participar todas las personas que lo deseen con un poema o un relato no premiado en otros concursos, escrito a máquina u ordenador por una sola cara.
Únicamente se podrá participar en una modalidad y con una sola obra.
Los ganadores de los primeros premios del certamen no podrán participar al año siguiente
¡La Unión! A esta población llegamos una mañana de septiembre con la idea de visitar la ciudad y alguna mina.
Evocar este nombre es volver a un pasado minero de muchos siglos. Sería presuntuoso e innecesario, por mi parte, hablar de su importancia. Solo indicaré que fue la mayor exportadora de plata y plomo durante la época republicana del Imperio romano. Tras un pasado esplendoroso, a principios del siglo XX los yacimientos ya daban señales de agotamiento, que se acentuaron tras la Primera Guerra Mundial; comenzaba un penoso declive económico y un acentuado éxodo de la población, que habían venido, sobre todo, de Andalucía oriental. Esta
Hay un momento en que la tarde se entristece, es la hora crepuscular en la que el sol envía sus últimos rayos sobre las casas de Poble Sec; después, hay como un adiós esperanzado y se oculta tras Montjuic. Entonces el barrio respira de otra forma, bulle la vida por Blai o en la plaza del Sortidor, vecinos y forasteros ven pasar el tiempo en las terrazas de los bares, que este fue siempre un barrio acogedor.
Los más viejos recuerdan cómo la luz renacía impetuosa y afloraban los estridentes carteles de los teatros: Talía, Olimpia, Arnau, Apolo, Condal, Victoria…, nombres mágicos que perduran en la memoria de los que los vieron.
La plaza de la Iglesia de Castelldefels tiene bares de chinos, entidades financieras con personas aguardando su turno a la intemperie para ser atendidos, haga calor, frío o llueva, según la nueva normativa para algunos clientes. También, tiene diez bancos de madera para que se sienten los jubilados.
Allí está la sede del ayuntamiento y, cómo no, una iglesia de principios del siglo XX, que da nombre a la plaza, consagrada bajo la advocación de la Virgen de la Salud, porque hubo hace tiempo una epidemia de paludismo que asoló estas tierras. Diseñada por el arquitecto modernista Enric Sagnier, por fuera no es demasiado vistosa, pero le ocurre como a algunas personas, que lo mejor está en su
Otra vez septiembre y acuden Kalita y Lúa;
bienllegado desorden,
ellas son nuestro doméstico árbol de la vida.
Septiembre tiene días soleados
que hacen madurar la esperanza.
Tiene un azul más intenso,
donde otoño cursa mensajes y concilia luces.
Al salir las niñas del colegio las esperé en la puerta como he hecho varios años, pues hoy es el primer día del nuevo curso.
Al verlas, tuve una extraña sensación, como si
«A veces, todo lo que necesitamos es quedarnos quietos y observar», decía Hopper. Pude comprobar cuánta razón tenía cuando, una tarde de finales de mayo, estaba sentado en un banco disfrutando del komorebi, esas luces, siempre mágicas, que se filtran a través de las hojas de los árboles.
De pronto, una mujer de pequeña estatura surgió de un bosquecillo cercano en el inmenso parque de Inokashira Onshi. Vestida de forma llamativa y gorra amarilla, me pareció una duende.
Inesperadamente, se puso a tocar el violín. La música surgía de una forma que no soy capaz
Miguel Reija era un tanto sentencioso en la periferia, lo que le granjeaba más de una incomprensión en personas predispuestas. Pero resulta que las periferias difícilmente nos muestran lo mejor de las ciudades.
Para conocer bien una ciudad hay que penetrar en ella. Recorrer sus calles, disfrutar sus monumentos, hablar con sus moradores… Hay que llegar a su corazón, a la Plaça Catalunya, por poner un ejemplo.
En Plaça Catalunya, Miguel ya era otro: dialogante, un pelín tímido y siempre, siempre,