ISMAEL PÉREZ LOGRA NUEVO PREMIO EN TOLEDO

ISMAEL PÉREZ LOGRA NUEVO PREMIO EN TOLEDO

El escritor de Viladecans, Ismael Pérez de Pedro, ha logrado el primer premio de poesía

en el certamen de la localidad toledana de Bargas, que alcanzaba este año su edición número treinta y cinco, invitado en una velada literaria en homenaje al genial poeta José Hierro. Más de dos horas de poesía y música en el entorno de un teatro municipal magnífico y completamente lleno. 

El autor quiso agradecer al jurado su reconocimiento, y al ayuntamiento y organizadores su excelente trabajo y exquisito trato. Esperamos que nuestro autor siga cosechando éxitos y llevando el nombre de Viladecans por todo el estado, asociado a la cultura y la poesía. 

Publicamos en nuestra revista la obra ganadora. Suerte y que siga la racha.

CATÁLOGO NOCTURNO

Hay noches pegajosas y sedantes,

de escay negro que se engancha a la piel,

hay noches prescindibles,

tediosas, iniciáticas,

en las que el desconsuelo 

se vende por gramos en las esquinas.

Algunas noches hay

que son al mismo tiempo epílogo y proemio,

estoicamente epicúreas,

o diabólicamente angelicales.

Las hay que te transportan a calles solitarias,

son típicas, vaporosas, cinematográficas;

a lo lejos, quizás, maúlla un gato 

y surge de la niebla una estantigua

reclamando que vuelvas a su lado.

A veces se acompañan de una lluvia punzante

que taconea sin piedad en los tejados,

o tejen telarañas blancas en las ventanas,

sobre el vaho caliente de un cristal

donde el fracaso esboza corazones

ensartados por la flecha de un desengaño.

Algunas noches son ceniza y humo,

un vagón de metro lleno de gente vacía

rehenes de sí misma,

o un lazareto oscuro 

donde las cicatrices recosen la tristeza

de un tiempo desgastado, 

noches en las que piensas que respirar no es más 

que una forma más lenta de extinguirse.

                                                                                 

Existen esas noches, tú lo sabes,

que propalan por todos sus rincones 

ese aroma de carne derrotada

que confunde el amor con otra cosa,

irreverentes noches 

de cuerpos que ciabogan por sábanas mojadas

como esquifes que encallan en playas de rutina.

                                                                                 

Hay noches de callada por respuesta,

de lámparas que alumbran 

con una luz oscura

ese rincón del alma en el que están, 

rielando de amargura, tu corazón y el mar.

Y hay noches como esta, 

de cartones sin trampa,

donde embalar los pedazos, las trizas,

las esquirlas, la fe y la taumaturgia

de un tiempo ya concluso,

y precintarlo todo y ser, con tus recuerdos,

demiurgo o albacea para intentar, al menos,

prorratear ese frío inclemente

que acostumbra a dejarnos la tristeza

cada vez que el sol sale,

cada vez que el sol sale… 

y no amanece.