
Cultura
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EL SAUCE SE INCLINA
El sauce se inclina,
dejando caer sus brazos sobre el arroyo.
Siente el trote de los caballos y el olor a hierba fresca.
Jamás ha juzgado al viento, jamás ha cambiado su color. Los niños lo abrazan bajo una cálida inocencia.
Las libélulas se emparejan entre sus suaves ramas.
Y parecen oírse violines en la noche. Cuando las estrellas lo visten de purpurina blanca.
Las aguas lo acogen en su reflejo de seda.
Y su elegancia eclipsa la mañana.
El musgo verde arropa su cuerpo, vistiéndolo con su mejor traje.
A veces parece simular una danza melancólica, llena de sueños. Tan silenciosos, tan en voz alta.
El sauce se inclina ante la majestuosidad de la montaña. Mientras ella, lo abraza entre sus benévolos valles.
Un centinela de los bosques; que nunca tuvo miedo al miedo, siendo hermano de las ninfas, es su protector.
Nadie ni nada podrá rasgar el corazón del sauce. Y aunque parezca que su ramaje llora, solo es un baile de respeto, en el que da gracias por existir.
L. Camino