REFLEXIONES DESDE LA HABITACIÓN 1004 DEL HOSPITAL - REFLEXION/PROLOGO
Me pareció oportuno e interesante escribir cada día un artículo sencillo sobre lo que me llamaba la atención en el hospital: estancia, pacientes, sanitarios, familiares, y todo lo que me ayudaba a ir superando los problemas que tenían que llegar.
No soy entendido en medicina. No puedo informar ni aconsejar a nadie respecto a la salud. Para esto están los médicos y el resto de sanitarios.
Mis escritos están pensados como algo que me liberaba de la sensación de impotencia ante un largo periodo de tiempo que tenía que estar ingresado y muy lejos de mi familia. Tenía que buscar ocupación diaria a mi mente y llenar todos los momentos con observación, esfuerzo, ganas de aprender, de conocer, de participar y guardar para enriquecerme: diferentes tipos de pacientes con sus dolencias y sus necesidades, el personal sanitario, las vivencias comunes y particulares, la lucha continua contra la enfermedad, la entrega continua y amable de “los ángeles custodios de la salud”, las características del centro, mi relación con todo anterior …
Por todo esto he mezclado lo que he ido sintiendo cada día como algo sucedido recientemente con recuerdos o estados de ánimo provocados por algo ajeno a lo que sería normal en un diario: poemas, personas, acciones, lugares, recuerdos… Todo me servía para exponer los sentimientos que tenía dentro…
Quiero que sepáis verlo así, sin ánimo de protagonismo único. La vida es un conglomerado de vivencias.
El gran reto de la ciencia no es alargar la vida, sino darle la calidad que merece. Y esta calidad se mide por el bienestar de los pacientes, sin noches largas de calentura, y por despertar a un nuevo día con las constantes vitales intactas.
El paciente debe sentirse acompañado y atendido por profesionales que le den confianza y lo animen con afecto relajado, con amabilidad, y entusiasmo, que le hagan ver que el hospital es prolongación de la vida en su casa-domicilio.
La relación médico-paciente es fundamental a la hora de abordar la enfermedad o el tratamiento ya que permite al enfermo satisfacer sus necesidades de salud y al médico cumplir con su función social más importante: cuidar y tratar a los pacientes.
El contacto visual aceptado indica que existe un compromiso por parte de médico y paciente. Se ha de cuidar las expresiones del lenguaje corporal.
El médico debe tratar a todos los pacientes igual, sin juzgarlos y sin dar nada por supuesto.
Lo bueno que deja la vida de un hospital es que se sale de él distinto a como se entró. La universidad de la vida se encarga de hacerlo ver y saber.
ANDRÉS GARCÍA MOTOS