
Cultura
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EL ALBA QUE DEVORA LA MAÑANA
El alba que devora la mañana
deja manchas de nube en las aceras,
un cielo desconchado y con goteras
y cáscaras de niebla en la ventana.
Un hilo tímido de luz hilvana
el hueco de tu ausencia a mis ojeras
y empiezan a enjugarse las primeras
hebras de escarcha y polvo en la persiana.
Vuelve el sol desganado a sus quehaceres
impíamente ajeno a lo que alumbra,
como un renglón tachado en un cuaderno.
El cielo es un enjambre de alfileres
y una desmadejada bruma adumbra
la pálida rutina del invierno.
Texto y pintura Ismael Pérez de Pedro
Soneto ganador en el I Certamen internacional de sonetos de la Universidad Complutense de Madrid