EN POS DE MI VOLUNTAD

EN POS DE MI VOLUNTAD

Quiero salir de nuestras fronteras. Me siento encerrada, como si mi hogar se hubiera convertido en cárcel. Ya no soporto más estrenar cosas:

desprovistas de tiempo, no significan nada para mí. 

Dicen que allá fuera los Etéreos pueden elegir. Recogen nuestros restos del día anterior y se los llevan a su país. Tuve la suerte de llegar a conocer a mi bisabuelo, y él me contaba, entre la confusión de su memoria, que sí, que quienes están al otro lado de nuestro mundo deciden si quieren estrenar algo, si prefieren disfrutar de todo lo que nosotros dejamos y apenas hemos tocado, o por el contrario, se decantan por lo antiguo.

Por eso deseo irme de aquí, porque ellos deciden y quiero hacer lo mismo: es mi única obsesión. Me cansa ser la primera en utilizar un objeto, y me encantaría la sorpresa de lo viejo, lleno de la energía de las personas que antes lo usaron, con esa pátina de experiencia y de belleza, de elemento que ha sobrevivido al espacio, al paso de las horas y a la desidia de la gente.

Ya tengo la maleta hecha y pienso emprender viaje al amanecer, como en los grandes principios de las grandes historias. Me buscarán, querrán devolverme hasta donde se supone que pertenezco, pero no voy a preocuparme ahora por ello.

Las Afueras me esperan con los brazos abiertos. No dudo. Sólo quiero vivir una vida sin ser esclava de la novedad, en esa periferia que percibo más libre, más emocionante, más llena de la historia de la que en Leonia carecemos. Si me quemo en el intento, no me importa.

Patricia Aliu

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