¿CUÁNDO LLEGAMOS A SEVILLA?

¿CUÁNDO LLEGAMOS A SEVILLA?

 El 22 de febrero  hará 83 años que murió Antonio Machado bajo nuestro mismo sol, junto a nuestro mar, pero en tierra extraña: Colliure (Francia).

Las guerras civiles son siempre una tragedia y si muchos de sus hijos tienen que huir y morir en el exilio, son, además, una vergüenza. 

Antonio Machado, huyendo de las tropas del «Bando nacional», nombre con el que se autodenominaron los sublevados contra la República Española en el golpe de estado de 1936 de Barcelona el 21 de enero de 1939, llegando a Viladesens el 26 donde durmió́ en Mas Faixá; sería su última noche en España. 

El 27, con las primeras luces, la caravana de coches en que viajaban reemprende la marcha, pero se encuentra con la riada de personas que también intenta llegar a Francia, por lo que tardan casi un día en alcanzar la frontera. Para colmo de males, el coche en el que iba la familia Machado se averió́ y aunque les recogió́ una ambulancia, esta no pudo continuar al encontrarse los caminos colapsados, por lo que se vieron obligados a pasar la frontera a pie. La lluvia y el intenso frío hacían aún más penoso el amargo trance. 

En un momento determinado, exhausta y desorientada doña Ana, la madre del poeta, le preguntó a este: ¿Cuándo llegamos a Sevilla? 

Llegaron a Colliure el 29 de enero sobre las cinco de la tarde. Madre e hijo se alojaron en el hotel Bougnol Quintana. 

Apenas un mes más tarde, el 22 de febrero de 1939 Antonio murió́ al atardecer.

Avisados los soldados españoles que estaban refugiados en el castillo, llevaron a hombros el féretro cubierto con la bandera republicana hasta el cementerio. La calle por donde pasó el cortejo fúnebre, hoy lleva el nombre del poeta. Fue enterrado en un nicho cedido por la señora Deboher, amiga íntima de madame Quintana, la dueña del hotel que tan generosamente acogió́ a la familia Machado. Tres días después murió́ la madre del poeta. 

En el año 1958 los restos de don Antonio y de su madre fueron depositados en el actual panteón que hay a la entrada del cementerio del pueblo. Según Manuel Valiente, testigo presencial del acto de reinhumación, en el momento de depositar los féretros alguien llamó a la puerta del cementerio y le fue franqueada la entrada. Esa persona dijo venir en nombre de los presos políticos de la cárcel Modelo de Barcelona, traía un pequeño cofre de madera tallada, con tierra de España para ser vertida en la tumba. Este relato de Valiente tuve el privilegio de oírselo personalmente años más tarde. 

La primera vez que fui a su tumba, llevé al poeta un pequeño cuenco con arena de la playa de Castelldefels. Y algunos de mis poemas.

«Estos días azules y este sol de infancia». Fue el último verso que escribió Machado junto a su hermano José en la playa de Colliure. Era nuestro sol y era nuestro mar, el Mediterráneo. Sevilla estaba muy lejos.

Felipe Sérvulo

Foto: Publicada en La Vanguardia