Hace más calor en nuestro planeta ahora que en ningún otro momento de la historia del que se tenga constancia, lo que ha
Opinión
“Te juro que si no fuera tan triste sería imperdonable no reírse”. Este verso de una canción del gran Luis Eduardo Aute bien podría definir, en no pocas ocasiones, la sensación que produce la situación social y política de este país en el que,
Un año y medio. Ha pasado ya un año y medio desde el inicio de la pandemia. Jamás volverá a cogernos desprevenidos—nos dijeron—unos y otros, los mismos que (oh, qué sorpresa) se culpaban entre ellos del desastre y alentaban a sus acólitos y feligreses a hacer lo mismo.
Pepa, camarera de piso de 57 años, trabajó obligada más de seis años sin un solo día de descanso, a doble turno muchas de las jornadas y durmiendo en un plegatín en el cuarto de la limpieza.
Si hay algo que últimamente me causa desazón es escuchar decir a alguien, ante un inconveniente o un suceso determinado: “son los tiempos que nos tocan y hay que
Decía el dibujante Jaume Perich, que el nacionalismo consiste en hacernos creer que descendemos de monos distintos y que es absurdo sentirse orgulloso de haber nacido en un sitio solo porque en el mismo lugar también nació una vez un genio o un artista.
Desde niño, siempre me ha gustado lo que hago. No concibo otra cosa a la que dedicarme en la vida. Creo que no trabajo del todo mal y los clientes suelen decir que mi toque final es de lo mejor
Empezaré como en los monólogos de stand up comedy. ¿Os habéis parado a pensar en la cantidad indecente de trabajadores que ha despedido
Compartíamos chicles Bazooka o Bang Bang. En los kioscos vendían helados y cortes (todos sabíamos en qué tienda te los hacían más grandes) que mordíamos y rechupeteábamos por turnos sin miedo a las bacterias.
De pequeños jugábamos en los recreos a indios y vaqueros. A veces, sobre todo después de Reyes, con las pistolas y las cartucheras que a algunos de nosotros nos habían traído, otras veces improvisando una
El año pasado, más de cincuenta mil personas fallecieron mientras esperaban la resolución de algunos de los trámites de la ley de dependencia para recibir las ayudas que
La señora Engracia acaba de cumplir ochenta años. Llegó desde otra zona del país buscándose un futuro mejor, a los diecisiete años y sabiendo apenas la mitad de cuatro reglas básicas.
El protector de su hogar acaba de morir. Sola, sin su compañero de vida, ya no sabe estar. Ni en el mundo, ni dentro de su cabeza.