La tarde del 11 de marzo de 1982 fue la última vez que Francisca Cañada se sentó para bordar bajo la palmera que había enfrente de la capilla del Cortijo del Fraile, como había hecho desde joven. Atrás había dejado una existencia
Hace unos días, antes del comienzo del mundial de fútbol, a la opinión publicada y, como consecuencia, también a la pública, les dio por condenar y vilipendiar la realización de semejante acontecimiento deportivo en un país de escasa o nula calidad democrática
Todo ha cambiado, aunque perviven todavía algunos bares regentados por chinos, tan iguales a los de antes y tan diferentes. ¿Es un oxímoron «bardetodalavida» y «chino»? También ha desaparecido la florista,
Cuando golpea la mala noticia, cada uno responde como buenamente puede. En algunos casos, pasado el desconcierto, sales transmutado, sientes la evidencia de lo poco que somos, repasas tu vida y te vuelves mejor persona.
Inmenso. Inabarcable. Manso y traicionero. Precioso y peligroso. Vida y muerte. Lo tiene todo y sigue soñando. Como muchos de nosotros. Siempre insatisfechos.
Dentro de unos días celebraremos1 la Fiesta del Libro. Y a pesar de disfrutar de ella, en realidad,
Periódicamente, como una forma de rebeldía, me gusta ir a ver La batalla de Tetuán de Marià Fortuny.
Si comprimimos, a modo de ejercicio, los quince mil millones de años que dicen los expertos que han pasado desde el Big Bang que dio origen al universo hasta este mismo momento en el que estás leyendo estas líneas,
Desde el primer momento me llamó la atención del título “No le des más vueltas”
Nubes de azúcar pasan cambiantes y pájaros las surcan mientras L. piensa en R. hoy. El día ha comenzado gris y ahora resplandece. L. escucha a través de sus auriculares música celta, mira al cielo, piensa.
La tarde del 11 de marzo de 1982 fue la última vez que Francisca Cañadas se sentó a bordar bajo la palmera que había
Giulia Azzario hace de «carablanca» en su trabajo. Es elegante en su aspecto personal. Cuando actúa en la pista esa sensación de elegancia se acrecienta,
Pasaron, durante el confinamiento, 73 días con sus noches desde la última vez que estuve con Lúa y Kalita.