Hoy, 11 de junio, es domingo y todo está tranquilo a las 6:20 horas. Tan solo se oye algún timbre que llama a los enfermeros por alguna necesidad urgente.
Esta noche he dormido poco, quizá será porque no lo necesito. Durante el tiempo que he estado despierto he mirado al techo de la habitación buscando los caminos del sueño, algún rastro desapercibido, alguna palabra que no he escuchado con claridad en el momento más oportuno, a alguien que no acertaba con la habitación donde me encuentro, algún médico o enfermero o “un ángel de la guarda” que se me acerca con sigilo para no despertarme